La noticia que habíamos estado esperando tres años, llegó el 6
de Junio del 2013. Justin venía al país a dar uno de sus conciertos. Necesitaba
ir a ese concierto o sentía que iba a morir.
Necesitaba mucho dinero, así que mi mejor amiga Susan, y yo, ambas
de 17 años, empezamos a vender chocolates cada una en su Universidad, teníamos
que ir juntas a ese concierto. Recuerdo que cada día me apuntaba en la muñeca
cuanto faltaba para el 29 de Octubre del 2013, el gran día.
La incertidumbre
Solo un mes para conseguir el dinero, que por cierto no
sabíamos cuánto era porque los precios no salían. Aún faltaba todo, necesitaba
viajar a Bogotá, necesitaba dónde hospedarme, cómo transportarme en esa ciudad,
nunca la había visitado, esta sería la primera vez.
La primera fecha de ventas fue el 5 de Julio, ese día también
salieron los precios, nos tocaba esperar hasta la segunda fecha: sábado 12 de
julio del 2013. Y yo aún no tenía el dinero, necesitaba trecientos ochenta y
cinco mil pesos, para estar en Occidental Preferencial Baja, una localidad más
o menos decente. Mi padre me decía: “Olvídate
de ese concierto, no vas a ir”. Lloraba casi todas las noches con tan solo
pensar en que existía la posibilidad de que el día del concierto yo estaría
acostada en mi cama llorando como si no hubiera mañana. Faltaban solo días para la venta, Susan estaba segura de que
iba a estar en el concierto y yo no. Pero gracias a Dios, al día siguiente mis padres tenían el dinero.
Venta y compra de las entradas
Fuimos al 2do Éxito, había como diez personas. El sistema estaba molestando. Nos aconsejaban ir a un 3er Éxito, pero no teníamos la plata para tal cosa. Casi 40 minutos después, el sistema empezó a funcionar. ¡Aleluya! Llegó nuestro turno, nos dieron una boleta con la que después reclamaríamos las entradas al concierto. Tres días después, el 15 de Julio del 2013, mi hermano me estaba haciendo el favor de ir por nuestras entradas, regresó en la noche y las vi. Qué perfección. No lo podía creer, tenía en mis manos la entrada para el concierto de Bieber. Susan vino el día siguiente e hicimos una mini sesión de fotos con las boletas en nuestras manos. Siempre quise hacer eso.
¿Y la alimentación, pasaje y hospedaje?
Tengo una tía de Barranquilla que trabaja de doctora, ha
viajado antes a Bogotá y tiene muchos amigos allá. Dijo que podíamos quedarnos
en la casa de una Señora amiga de ella, supuse que sería una buena casa, aunque
aún no me sentía totalmente cómoda y convencida con la idea. Pero finalmente
nos quedaríamos allá.
Mi tía entro en acción otra vez y encontró pasajes desde
Barranquilla a doscientos sesenta mil pesos. Nada baratos. Los compró, y me reenvió el correo de confirmación de
compra. Ver los detalles del viaje, me parecía increíble, no me podía creer
nada. ¡Iba a viajar en avión por primera
vez!
No habíamos visitado Bogotá antes, pero de algo estábamos
seguras: todo era caro. Así que para los tres días que íbamos a estar allá, nos
dieron ciento cincuenta mil pesos a cada una, la comida era por nuestra cuenta.
El día de partida y llegada
Me levanté sonriendo, la noche anterior dejé todo preparado,
no podía dejar de pensar en que me iba de viaje a Bogotá para el concierto de
Justin Bieber. Era temprano, tenía mi maleta, el dinero y fuimos a tomar el bus
para Barranquilla. Cuando llegamos, tomamos un taxi que nos llevó a la casa de
mi tía Isabel, teníamos hambre, estábamos nerviosas de poder perder el vuelo o
algo así.
Mi tía nos dio indicaciones exactas acerca de todo; nos dijo que nos
íbamos a quedar donde la hija de la señora, que tiene un apartamento para ella
sola. Mucho mejor. Estaba todo en una
hoja. Además de eso, nos dio comida. Gracias
al cielo. Recuerdo que mi mejor amiga me miró, sonrió y me dijo “me siento bendecida”.
Con el estómago lleno, volvimos al taxi, y junto con mi tía Isa fuimos al aeropuerto. Yo iba por todo el camino como que no lo puedo creer, no lo puedo creer, no lo puedo creer. Al llegar, mi tía nos ayudó a hacer el Check In y se sentó con nosotras en la sala a esperar que anunciaran el vuelo. Vuelo 8521.
El viaje no duró mucho. Llegamos al aeropuerto de Bogotá y sentimos el frío en seguida. Esperamos no por mucho tiempo al señor taxista. Empezó el recorrido hasta el edificio donde nos íbamos a quedar. Pasamos por el hotel donde se estaba quedando Justin y había demasiadas niñas afuera gritando su nombre. Así que después dejar las maletas en el apartamento, el chofer nos dejó afuera del hotel, Marriot. Saltamos, gritamos y cantamos. Empezó a llover, y tuvimos que irnos de vuelta al apartamento. Llegamos más que felices. Dormimos muy bien en una cama doble, en un cuarto solo para nosotras.
Al día siguiente, fuimos al CC Andino a almorzar, y después nos arreglamos para ir al estadio. Llegamos y había enormes filas por todos lados. Después de que empezara a llover y escampar un poco, pudimos ubicarnos y hacer la fila. Duramos mucho para entrar, pero al fin lo hicimos. Nos colocamos en nuestros asientos, y a esperar se dijo.
Al día siguiente, fuimos al CC Andino a almorzar, y después nos arreglamos para ir al estadio. Llegamos y había enormes filas por todos lados. Después de que empezara a llover y escampar un poco, pudimos ubicarnos y hacer la fila. Duramos mucho para entrar, pero al fin lo hicimos. Nos colocamos en nuestros asientos, y a esperar se dijo.
En este lapso de tiempo, nos cambiamos de asientos por unos más cerca, nadie nos dijo nada. Fredo salió y lanzó dos camisetas de Colombia con el número 10 que decían “Bieber”, fue un momento emocionante porque estaba muy cerca.
La cuenta regresiva salió a eso de las 7:50pm, Justin salió a
eso de las 8:00pm, nos queríamos morir, no podíamos creer absolutamente nada de
lo que estaba pasando, aun teniéndolo frente a nosotras. Cuando lo vimos
caminar en el escenario, las luces lo alumbraban y su vestimenta de blanco
brillaba como si él fuera un ángel, yo no paraba de gritar y sonreír. Cuando él
gritó “Let’s go” y empezó la pista de All
Around The world, me di cuenta que nuestro sueño estaba empezando a
cumplirse.
Vi y escuché cómo el Campín entero cantaba junto conmigo todas las canciones, cuando mientras sonaba la canción Believe en su piano, alzamos nuestros cartelitos de “This Is Just The Beggining”, cuando él mismo dijo la frase y todas gritamos tan fuerte que podía sentir cómo me volvía sorda y muda a la vez, cuando le pasó el micrófono a una niña, y ella lo único que pudo decir fue “I love you, Justin, I love you”, cuando tomó la bandera al revés, cuando cantó y tocó Be Alright y Fall. Y cuando finalmente llegó el momento de que cantara OLLG, ¡Dios! fue indescriptible, y casi muero cuando al preguntarle el nombre a la chica, ella respondió "Paula", fue hermoso escuchar mi nombre de sus labios.
También recuerdo cuando bailó As Long As You Love Me sin camisa y el momento donde dicen “If I say Justin, you say Bieber: Justin. ¡BIEBER! Justin. ¡BIEBER! If I say One, you say Time: One. ¡TIME! One ¡TIME! Aye, aye, aye…”, y después de eso cantó una parte de Eeniee Meenie y luego una parte de Somebody to love, fue hermoso verlo bailar las coreografías de siempre. Había soñado mucho con ese instante. Todo fue perfecto y nosotras estábamos en trance, sin poder asimilar nada, ni llorar.
El final
Nunca tendremos suficiente de él, su sonrisa, sus ojos, sus tonterías, su voz o sus canciones.
Regresamos al día siguiente cerca del mediodía. En el avión de regreso a Barranquilla era todo silencio, se me pasaba una y otra vez cada momento, cada frase, cada palabra, cada grito, cada suspiro, cada sonrisa. Y en el bus de regreso a casa, caí en cuenta de que todo se había terminado y lloré todo lo que no lloré antes. Se llamaba "depresión post-concierto".
Hoy
Hoy, 29 de Octubre del 2014, tengo 18 años, y estoy en cuarto semestre de la Universidad. Ha pasado exactamente un año desde que todo sucedió, 365 días desde que el mejor día de mi vida pasó, y aún lo recuerdo como si hubiese sido hace algunas semanas. A esta hora, seguramente estaba saltando y bailando de la felicidad junto a mi mejor amiga en el estadio. Probablemente si tuviera la facilidad de poder ir a todos y cada uno de sus conciertos, lo haría sin dudar, porque ciertamente fue una de las mejores experiencias de corta mi existencia. Sé que aunque vaya a muchos de sus conciertos, yo bailaré, cantaré, gritaré, lloraré y me sentiré como si fuera la primera vez.